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Investiga tu sector. Analiza a tus competidores y al mercado. Define cuáles son tus fortalezas y tus debilidades, qué te hace diferente. Personaliza tu estrategia según tus necesidades para hacer que funcione para ti.

No subestimes el impacto de una visión poderosa. Es importante para tu gente y para el mundo. Al igual que tus valores, tu visión es parte de tu identidad. Estos son la base para construir una cultura de aprendizaje y un fuerte sentido de identidad colectiva.

Si todo va a la perfección, ¿dónde estará tu organización al final de tu cronograma? Sé conciso y cuantifica el éxito en términos tangibles. Plantea el camino inverso partiendo del final para llegar a diseñar un mapa de ruta realista y ambicioso. Divide el futuro en pequeños períodos y mantente organizado.

No trates de que tu plan sea perfecto. Seguro vas a tener que modificarlo. En lugar de enfocarte en los resultados, concéntrate en dar el primer paso. Piensa en lo que necesitas monitorear para forzar la acción y generar impulso.

Hace mucho que el plan estratégico dejó de ser un secreto. Tu gente necesita recurrir a la estrategia con frecuencia. Necesitan entenderla para ver dónde encajan en la misma. No solo les presentes tu plan, debes exponerlo.

La exposición de tu estrategia es clave para lograr el alineamiento. Comunica tu plan constantemente y vincúlalo con los objetivos de cada equipo. Cuanto más te alejas de los puestos superiores, más difícil es conseguir alineamiento. Debes contextualizar todo.

Para cada proyecto, necesitas una forma de medir su progreso. Y para cada métrica que establezcas, necesitas un responsable que se haga cargo. Los proyectos que no tienen métricas no llegan a ejecutarse y generan ansiedad entre los equipos. Define UN responsable y todos los colaboradores que sean necesarios.

Enfócate en lo que es importante para cumplir tu visión y tu objetivo final. Cada vez que haya algún cambio, comunícalo a tu gente. Permíteles ser parte y alinearse. Esto los motivará.

Crea un ambiente seguro. Anima a tu gente a que pruebe cosas nuevas y considera los pequeños errores como aprendizajes. El fracaso no debería ser el fin del mundo sino una lección. Crea un lugar que sirva de base para compartir ideas y motivar el esfuerzo genuino. Los líderes marcan la pauta y el ejemplo.

Autoriza y empodera a tu gente para que pueda tomar decisiones en todos los niveles. Dales la información necesaria para tomar decisiones fundamentadas. Confía en ellos. Si no estuvieran capacitados, no deberían estar dentro de tu alineamiento estratégico.

Los valores de tu organización dominan tu estrategia. Cultiva esos valores y refuerza los comportamientos que deseas ver dentro de la organización ¿Quiénes son los mejores? ¿Quiénes quieres que sean las personas que otros emulen?

Permitir que haya errores no significa que no haya responsabilidades. Debes ser transparente en cuanto a los objetivos y las responsabilidades y dar una devolución honesta. Refuerza la responsabilidad a lo largo del tiempo y perdurará.

Lo que puedas medir es lo que vas a poder gestionar. Asegúrate de monitorear el progreso de lo importante. Si tus objetivos no están alineados con tus métricas, tu estrategia se verá afectada.

Mantenerte al día sobre tu plan estratégico requiere una reevaluación constante. Esto implica la elaboración de informes periódicos. Determina qué necesita revisiones continuas y convierte la presentación de informes en un hábito organizacional. El compromiso a la elaboración de informes periódicos hace que la ejecución de tu estrategia sea un éxito.

Busca ser claro en los informes. Genera agendas concretas y coherentes. El objetivo es encontrar respuestas a las preguntas correctas para poder definir los próximos pasos. Una reflexión acertada conduce a la adopción de medidas correctivas y exige claridad en los informes.

Cuando algo se retrase, cuestiona su relevancia. Si quieres mantener tu alineamiento estratégico intacto, debes examinar la relevancia de cada objetivo y cada métrica en cuanto veas que fallan. Debes hacer lo mismo con todas las nuevas iniciativas que surgen.

La estrategia incluye opciones. Calcula los riesgos y los beneficios de cada opción. Hazte preguntas difíciles y prepara caminos alternativos para alcanzar tu objetivo. Podrás hacer cambios más rápidamente cuando hayas trazado tus opciones.

La estrategia es un proceso iterativo, un viaje. Adaptarse y ajustarse forma parte de él. Una vez que compruebes la necesidad de cambios, actúa con decisión. Los planes deben cambiar, así que no evites cambiarlos. El estancamiento es la marca de una estrategia fallida.

Anima a tu gente y demuéstrale el reconocimiento a quien lo merece. Tener éxito en los negocios nunca es una certeza. Celebrar los logros es un poderoso motivador y crea tracción. Cuando se consigue un resultado importante, todo el mundo necesita sentirlo.

Cuando las cosas no salen como se planean, aprende de ellas y sigue adelante como equipo. Realinea a tu gente con la estrategia y potencia a tus equipos. Tu estrategia va a ser lo que tú pongas en ella, así que no pierdas tiempo con lo que no vale la pena.